Dr. Rodrigo Julio, cirujano vascular periférico Clínica Indisa y miembro del directorio AMCI
El respeto por los valores humanos y la tolerancia son las fortalezas que identifican a Rodrigo, una persona que ha sabido sobreponerse a la vida misma, y que conserva intacta su inquietud por atender a las personas y darle herramientas para el autocuidado, con una gran empatía. Con un pie en los avances tecnológicos pero siempre conservando la base de la cirugia tradicional, en esta entrevista, habla de su historia de vida, de los desafíos para las nuevas generaciones de cirujanos vasculares y la relevancia de AMCI en el plan de crecimiento de Indisa.
[dropcap color=”color”]R [/dropcap] odrigo Julio parte redefiniendo su especialidad, aclarando que la especialidad en vez de cirujanos vasculares perifericos, debe llamarse cirugía vascular y endovascular. Para él, poco se sabe de las patologías en las que intervienen su especialidad y pese a ello, todas ellas tienen el potencial de encontrar soluciones ante complicaciones, tanto en la cirugía como en las tecnicas “endovasculares”, como él la define. Su formación médica corresponde íntegra al alero de la Universidad de Chile, y su terreno de pregrado fue el Hospital Clínico J.J. Aguirre, y luego en posgrado, el Hospital del Salvador; y pese a que este último sigue siendo su segundo hogar, hoy combina su tiempo con Clínica Indisa y el Instituto Nacional de Heridas (INH). Por un tiempo ejerció como academico en la Unidad de anatomía en la Universidad de Chile, labor que le fascina, no obstante hoy sólo ejerce la docencia  ad honorem siempre en la U de Chile. “La educación en salud tiene un saborcillo inigualable y aunque los honorarios nunca cumplen con las expectativas, sí lo hace la satisfacción de entregar experiencia y conocimiento a las nuevas generaciones. En medicina y educación, todo se vincula con la capacidad de entrega”.
 
¿Cuál crees que son los grandes desafíos de la cirugía “endovascular” en Chile?
En la última década a nivel mundial, y hace por lo menos 8 años en Chile, se viene desarrollando con fuerza la tecnología aplicada a esta especialidad. Yo creo que el desafío principal es no perder las bases de la cirugía general, ya que siempre son de mucha ayuda en cualquier establecimiento donde uno se desempeñe, y por otra parte, mantenerse vigente en el uso de nuevas técnicas y tecnología para la solución de patologías vasculares. Debemos mantener un pie en cada campo: en la cirugía tradicional abierta y en la tecnología.
 
¿Y qué mensaje le darías a quienes están por egresar?
El mensaje es el mismo para todo médico: Uno tiene que actuar como si fuera el paciente, contenerlo como persona. Hay que desarrollar la tolerancia y la caridad, esta última no desde la mirada asistencia, sino en la entrega de herramientas para buscar una solución. Educar en el autocuidado y empoderar al paciente para mantenerse sano por más tiempo.
 
¿Siempre quisiste ser médico?
(Piensa). No sé en qué momento partió mi vocación, sólo sabía que me gustaba la biología. Ahora bien, una vez en la carrera, te das cuenta que la medicina tiene poco que ver con la biología, uno trabaja con personas y no con células, es una carrera netamente humana. Desde un inicio me encantó la anatomía y la cirugía. Ya en la carrera, uno se da cuenta que subyace una vocación de servicio humanitario y si no encuentras ese clic, no creo que un médico pueda sentirse realizado en lo que hace. Cuando llegué a formarme en el Hospital del Salvador, me encontré con una mirada distinta de hacer cirugía, enfocada no sólo en la técnica. Es una escuela de enseñanza muy centrada en el paciente y esa impronta quedó en mí, creo que por eso sigo ahí todavía y muchos de los médicos formados en el centro de cirugía de ese Hospital, son también de Indisa. Estamos trabajando por replicar ese concepto de equipo en función a las personas – más allá de pacientes- que tratamos.
 
¿Vienes de una familia en que inculcaron estos principios humanitarios?
Sí, supongo que sí, el resto me lo enseñó la vida y elegí acuñarlos como valores propios. Yo crecí en Santiago y aunque soy hijo único, mi familia es enorme y muy “aclanada”. Mis abuelos tuvieron 9 hijos y cada uno de ellos contribuyó con ceca de 3 niños, por lo que vacaciones y festividades era muy alegres y acompañados. Mi padre murió cuando yo era muy niño y en 1973, partimos al exilio con mi madre y algunos tíos, a México. Fueron años de conversaciones de sobremesa muy politizadas, pero nunca hubo una carga negativa, mi mamá fue una mujer muy optimista y me educó sin trancas de ningún tipo. Y de esos años, conservo hasta hoy muchos amigos entrañables. Quizás por esta historia soy una persona que no me deprimo, me adapto fácilmente a los cambios y nunca me estreso al tope. Regresamos a Chile cuando yo tenía 16 años. Acá me decían “el cuate”, por mi acento que hoy ya he perdido (se ríe).
En 2009, falleció mi mamá luego de una larga enfermedad pulmonar por tabaquismo. Más que sufrimiento, asocio ese hito con alivio, ya que todos compartíamos su dolor. Hoy trato de transmitir a los familiares de mis pacientes, esa sensación que yo viví, que comprendan que hay instancias donde se puede y se debe luchar por vivir, y hay otras en las que el deber es dejar partir.
 
¿Crees que tu biografía te determinó y construyó tu inquietud humanitaria?
Uno es el resultado de muchos factores. De hecho, cuando llegué a Chile, al terminar el primer año de estudio, fui expulsado del liceo por sumarme a un movimiento estudiantil (se ríe). Luego de eso, terminé de estudiar en el Colegio Regina Pacis, muy similar a mi cuna mexicana, cuando me formé en un colegio de curas españoles. Siempre he buscado lugares donde se promueva la participación y donde todas las opiniones tengan cabida. Y como persona, me gusta trabajar en equipo, fijarme metas y conocer distintas culturas a través de la lectura y de los viajes. Uno es una suerte de collage, con recortes de experiencias y emociones.
 
¿Cómo te integraste a Indisa?
Fue en el año 2008. Recuerdo que me acerqué al Dr. Sergio Olmedo para integrarme al equipo de cirugía vascular de la Indisa. Me gustaba el ambiente que se respiraba, todos muy relajados y contentos, sin esa competencia poco sana que uno ve en otras partes. En estos 5 años hemos tratado de incorporar nuevas tecnologías a nuestra disciplina, formamos un equipo que hoy incluye a 7 médicos y a pesar de nuestras agendas “ajustadas”, nos hacemos el tiempo para hacer reuniones clínicas, discutir casos, vincularnos a otros equipos y mejorar nuestra performance.
 
¿Cuáles son los desafíos del equipo de cirugía vascular y endovascular?
Indisa es una institución que ha colaborado por desarrollar y fortalecer nuestra especialidad. Esperamos que mediante mejores convenios y para atender el plan de crecimiento de la Clínica, podamos lograr un aumento en el volumen de pacientes de la mano del prestigio como grupo, especialmente en patologias vasculares complejas como el aneurisma de la aorta abdominal, el trauma vascular, la disección aórtica, la enfermedad arterial oclusiva de extremidades inferiores y los accesos vasculares para dialisis. Actualmente, nuestro mayor volumen de pacientes es en patlogía venosa donde hemos desarrollado gran experiencia en el laser endoluminal para el tratamiento de la insuficiencia venosa crónica, es decir, varices.
En nuestros planes está el mejorar el proceso informativo tanto a pacientes como a medicos sobre nuestras areas de experiencia basados en la tecnología que posee la clinica tanto en el diagnostico como el tratamiento de las enfermedades vasculares.
 
¿Cómo evaluaría la evolución de AMCI en Indisa?
Es necesario entender que la mayoria de los medicos que trabajamos en Indisa no poseemos un contrato si no que pertenecemos a un staff avalado por una coordinación y una jefatura que nos acredita ser parte de la clínica, en este sentido y precisamente en este momento crucial de expansión corporativa, la adherencia y participación a AMCI, permite que negociemos desde una mejor posición ciertas condiciones para optimizar nuestra calidad laboral. En este período de gestión de AMCI, hemos logrado avances significativos, nos hemos modernizado y hemos mejorado nuestros canales de comunicación, además de generar convenios de gran provecho para todos. Hoy sentimos que tenemos mayor injerencia y consideración en los proyectos futuros de Indisa. Suena más “AMCI” hoy en día, sin embargo es necesario seguir creciendo esperando que los medicos sientan a AMCI como propia y entiendan que su participacion, no solo con la cuota, es fundamental para que Indisa sea el mejor lugar de trabajo.