GENTE DE AMCI: Doctor Sergio Olmedo, Cirujano Vascular de Indisa y Miembro del Directorio AMCI
Por más de 40 años vinculado a Indisa, analiza que es una realidad que la labor docente  ha convertido a las clínicas en hospitales privados, lo que implica un salto que amerita cambios en la gestión administrativa y clínica. Para él, Indisa debe fidelizar a sus médicos y tenerlos a tiempo completo. Un desafío muy positivo, ya que para él sin docencia no hay clínica ni hospital que prospere. “Publica o Perece”, dice un sabio refrán inglés, puntualiza.
[line]
El doctor Sergio Olmedo es de aquellas personas que desborda simpatía y la cadencia que da la sabiduría de cierta edad. Con muchas historias en el bolsillo, se reconoce como un agradecido de la vida y asegura que no cambiaría nada de lo vivido, ya que es totalmente pleno.
Estudió Medicina en la Universidad de Chile y se formó en los Hospitales San Francisco de Borja, San Juan de Dios, hizo una beca en el Instituto de Cirugía Vascular de Texas, y gran parte de su trayectoria profesional, transcurrió a la par en el Hospital Clínico de la Fuerza Aérea de Chile e Indisa. Precisa que “jamás” ha dejado a nuestra clínica, desde que llegó en los años setenta, cuando era un edificio de consultas médicas ambulatorias.
Olmedo eligió la cirugía vascular por ser una especialidad que requiere de mucha precisión. “Son operaciones de 24 horas, decimos, en que no te puedes desconectar del paciente y hay al menos otras 6 u 8 horas muy críticas. Uno aprende a controlar la adrenalina y en el servicio público es un eslabón clave en la cadena, más aún en casos de traumatismos. Las decisiones se toman con tranquilidad y frialdad”, señala el médico.

Olmedio y familia
Doctor Sergio Olmedo y familia

 
¿Se imaginó todos los avances de los que sería testigo en su especialidad?
No hay que remontarse muy atrás. Hace 10 o 15 años, no me imaginé jamás los avances en tecnología actual. En mi área, la mayor parte de pacientes usan técnicas endovasculares mínimamente invasivas, ya sea vía arterial o venosa, y también se incorpora la imagenología. Así como hoy en  día el estetoscopio es  el aliado típico del médico cardiólogo, igualmente el ecodoppler es el instrumento amigo del cirujano vascular en lo cotidiano.
 
¿Cree que nuestra realidad en cirugía vascular está en buen momento en Chile?
Las tecnologías de la información e internet nos permiten estar cada vez más al día en las nuevas tendencias en cada especialidad. La nuestra no queda fuera de esa norma. Países como Estados Unidos y Francia llevan gran ventaja, y guardando las diferencias de casuística en Chile, nuestras prácticas con reconocidas en toda la región. Vivimos en un sistema de vasos comunicantes que no nos aislan, sino que nos integran y permiten el intercambio de experiencias y conocimientos. La tecnología está al día y disponible en el sector privado y público, aunque las brechas de acceso en tiempo y calidad no son iguales. Pese a que esta especialidad no es muy popular o masiva, estamos recibiendo nuevas generaciones jóvenes que se entusiasman  a pesar del largo tiempo de preparación que implica.
 
¿Qué balance hace de sus tiempos de subdirector médico y director del Hospital FACH?
Es una historia larga. Estuve desde muy joven, hice carrera como Teniente de Sanidad hasta ser Director del área; una experiencia riquísima, donde también aprendí de disciplinas novedosas, entre ellas la medicina aeroespacial. Pocos saben que los pilotos de aviones de combate y de transporte, están sometidos a velocidades y alturas no comunes, y precisamente esas condiciones de trabajo los exponen a riesgos y enfermedades específicas de su profesión, como la desorientación espacial, desarrollando alteraciones de relación con el horizonte y  visión nocturna. Mi trabajo en esta área me permitió atender a pilotos y entrenarlos para auto-detectar a tiempo ciertos síntomas y así evitar accidentes. Si bien ya no trabajo en el Hospital FACH, sigo vinculado y participo de la formación de nuevas generaciones de médicos dedicados a esta medicina.
 
¿Qué de diferente es hacer medicina en una institución como la FACH y en Indisa?
(Se ríe). Los pacientes son los mismos, la organización puede ser diferente. Hay una estructura de mando que es distinta, pero con el tiempo uno la comprende; no obstante, es muy agradable trabajar en Indisa, en un esquema más flexible que favorece el dinamismo y la innovación. Saco en limpio ventajas y enseñanzas de ambas organizaciones.
También guardo lindos recuerdos de operativos clínicos en Isla de Pascua, la Antártida y La Patagonia. Una experiencia maravillosa, humanitaria y de gran aprendizaje.
 
¿Qué le gusta de estar en Indisa?¿Por qué nunca la abandonó?
Soy parte de la historia de esta clínica y eso me llena de orgullo. Nos pusimos pantalón largo y eso abrió nuevos horizontes. No cualquiera pasa de ser un edificio de consultas a una clínica con 340 camas. De estar acá, rescato el contacto con los pacientes con calma, pese a que tenemos metas, los tiempos son lógicos y no agobiantes como en otras partes. También me gusta saber que acá el paciente tiene grandes oportunidades para su salud, y que las iniciativas médicas tienen cabida en el esquema de Dirección Médica y en la Gerencia Comercial. Hay una alianza tácita entre la dirección de la clínica y los médicos.
 
¿Qué tipo de innovaciones en cirugía vascular de Indisa podría destacar?
En mi especialidad incorporamos la tecnología laser para el tratamiento de insuficiencia venosa. Partió en Chile el año 2000 y en 2004 llegó a Indisa. Como equipo, nos formamos en Estados Unidos y en Buenos Aires para su implementación, con especial énfasis en el tratamiento de mujeres con várices. Hoy operamos cada vez más, ya que la enfermedad varicosa afecta a un 25% de las mujeres chilenas y a un 15% de los varones. Desde 2007, ya superamos los 900 pacientes intervenidos con esta tecnología y eso es muy significativo. También hemos formado médicos de otros puntos del país y para el 2014, programamos un curso para abril, dirigido a la formación de médicos generales en el diagnóstico y oportuna derivación de pacientes con problemas vasculares.
 
“AMCI PARTIÓ COMO UN SUEÑO, UNA IDEA LOCA DE ALGUNOS MÉDICOS”
¿Cómo surge su interés en participar de AMCI?
Las personas que gestaron AMCI partieron con la misma idea que mueve al motor actual de esta agrupación gremial: buscar el bienestar de sus pares (médicos), y aunque es una actividad no remunerada que requiere mucha dedicación, es gratificante ver los significativos avances alcanzados. Los colegas trabajan cada vez con mejores condiciones en Indisa y eso es una realidad.
AMCI partió como un sueño, una idea loca de algunos médicos. Fuimos quijotes que partimos trabajando por un ideal,  en una pieza muy pequeña y sin muchas comodidades, pero un alto espíritu de camaradería y compromiso. En los últimos 4 a 5 años observamos un despegue increíble. Vivimos una etapa inimaginable y aunque no todos lo vean, eso redunda en mejor calidad de vida laboral y mejor atención al paciente…nuestro foco. Soy miembro del directorio AMCI y también representante del cuerpo médico ante el directorio de la Clínica. Es un orgullo, siento que hay un reconocimiento recíproco que se refleja en reuniones de trabajo mensual con gerencia y búsqueda real de soluciones a los problemas que surgen. Entonces, nos vemos las caras y hay un clima de respeto y confianza. Siento que estamos caminando como nunca antes.
 
¿Cuáles diría que son los desafíos pendientes en el plan de  crecimiento de la Clínica?
Debemos estar preparados para lo que se viene. El crecimiento de Indisa es increíble. Queremos que los médicos que tienen  asistencia en horario parcial, se incorporen progresivamente a tener mayor cantidad de tiempo en la Clinica.  La realidad es que las grandes clínicas se están transformando en hospitales privados. Somos un hospital privado con labores de docencia. En horabuena!. Sin embargo, ello amerita cambios en el modelo de gestión.
Personalmente, fui profesor asistente de cirugía en la Universidad de Chile y en la Universidad de Valparaíso, y en Indisa también colaboro en actividades docentes. Creo que es una faceta necesaria de todo médico y muy enriquecedora. Creo que sin docencia no hay clínica ni hospital que prospere. “Publica o Perece”, dice un sabio refrán inglés.

**************

El doctor Sergio Olmedo no se quita su traje de cirujano, le acomoda y lo hace feliz. “Es muy satisfactorio llegar a esta edad y sentir que puedes seguir trabajando, compartiendo con nuevas generaciones, aprendiendo y enseñando…es un privilegio”, señala. Sergio es casado hace 46 años y tiene 4 hijos, tres de ellos abogados y una empresaria, y su deleite son sus cinco nietas -todas mujeres, agrega- de entre 15 y 3 años, que le consienten en todo momento.
Olmedo y amigos en lago yelcho
En su tiempo libre gusta de esquiar y vivir la espiritualidad y la camaradería  propia de la montaña; y pronto se alista para su ya tradicional viaje de “club de toby” –como él lo llama- para practicar la pesca con mosca en el lago Yelcho en La Patagonia, en donde junto a un grupo de amigos, se comparte, conversa con calma y se llevan buenos libros. De joven, confiesa que era un pescador más agresivo, hoy en cambio, suele fotografiarse con sus peces capturados y luego los devuelve vivos al agua, en un acuerdo tácito de confianza entre la naturaleza y el pescador, una filosofía de vida similar a la medicina que practica, en que siempre se procura resguardar el don de la vida y agradecer los talentos y los regalos del entorno natural.
“Es un lugar donde no hay teléfonos, un sitio paradisíaco que nos acoge y que nos permite recargar energía y buenas vibras para continuar en familia y trabajando. A estas alturas de la vida, me siento contento y satisfecho. Trabajo en lo que quiero y si bien, tal vez sacrifiqué a mi familia en el trayecto, siendo un padre algo ausente en un tiempo, la vida hoy me devuelve la mano rodeándome de gente que me quiere…qué más puedo pedir!?”.