El estudio pionero aplicará un innovador programa de rehabilitación denominado Terapia de Restricción de Flujo Sanguíneo, constituyendo la primera experiencia nacional e internacional, de esta intervención en pacientes de cirugía de ligamento cruzado anterior (LCA).

Terapia de restricción del flujo sanguíneo, también conocido como BFR por su sigla en inglés, es el tratamiento que el equipo de rodilla de Clínica Indisa, probará en pacientes de cirugía de ligamento cruzado anterior, con el objetivo de rehabilitar y recuperar mayor fuerza muscular y así mejorar las condiciones ante eventuales lesiones futuras y acelerar el reintegro cotidiano y deportivo. El estudio se realiazará desde enero de 2020 y será liderado por los médicos cirujanos, especialistas en Traumatología y Ortopedia, Dr. Marcelo Acevedo y Dr. Juan José Valderrama, junto a los kinesiólogos Gunther Redenz y Diego Toledo.

Si bien la terapia de restricción de flujo sanguíneo se ha usado como un innovador programa de rehabilitación en otros cuadros clínicos, los reportes de los efectos son escasos en pacientes operados de LCA, esperando comprobar y divulgar los -posiblemente- resultados exitosos también en esta condición. El tratamiento permite a los pacientes aumentar la fuerza en una fracción del peso típicamente necesario en los ejercicios de resistencia y este estudio comparará resultados de grupos bajo un protocolo de rehabilitación tradicional versus otro con BFR.

En Indisa se operan entre 180 y 200 ligamientos cruzados anterior anualmente. Dada esta amplia casuística, el equipo de rodilla planteó la iniciativa de estudiar y comparar resultados con esta innovadora rehabilitación en pacientes que se habían roto el ligamento y que podrían mejorar sus resultados, tanto en el diagnóstico y tratamiento como en la rehabilitación.

El Dr. Juan José Valderrama, Cirujano del Equipo de Rodilla, explica que este estudio actualmente cruza una etapa de diseño y planificación, para seleccionar pacientes que se ajusten al perfil. “Este es un sistema tipo manguito externo que se abraza alrededor del muslo y que permite mediante la compresión neumática realizar una restricción en el flujo sanguíneo, tanto en el flujo arterial, a baja intensidad, pero más bien en cuanto al retorno venoso. Entonces, hacer ejercicio bajo estas condiciones permitiría teóricamente -según la evidencia bibliográfica-, tener un mayor crecimiento de la masa muscular en comparación con el no hacer este tipo de intervención. Como hay dudas en cuanto a la sistematización de este tratamiento, porque no existe evidencia comparativa en la actualidad al respecto, decidimos desarrollar este interesante estudio clínico”, precisó.

El programa consiste en la indicación supervisada de ejercicios tipo sentadillas, con y sin el BFR según el grupo evaluado, mientras la extremidad completa tiene una restricción externa del flujo sanguíneo. La hipótesis es que mediante esta intervención se permitiría aumentar el volumen muscular de una forma más eficiente y por ende mejorar las condiciones de reintegro y evitar futuras lesiones.

El Dr. Valderrama comenta que aunque existe una teoría molecular detrás de esta iniciativa y ya se ha probado en otro tipo de pacientes, nunca se ha aplicado este tipo de metodología científica, sino más bien series de caso que entregan una evidencia algo más pobre que un ensayo clínico. “Éste constituye un estudio clínico que entregará una evidencia muy dura en cuanto a las conclusiones que se pueden tomar”, añadió el cirujano.

Durante los siguientes meses, se van a ramdomizar a ciertos pacientes luego de su cirugía de ligamento cruzado anterior y que se acojan al protocolo e rehabilitación en nuestros centro clínico, con nuestros kinesiólogos, cumpliendo con los criterios de selección satisfactoriamente. La muestra será de mujeres y hombres en los rangos de 18 y 50 años, orientándose a personas activas físicamente.

 “Nuestra hipótesis de trabajo es que el BFR permitiría una rehabilitación más eficiente, sin embargo, para nosotros es fundamental que los pacientes cumplan un cierto tiempo en cuanto a su post operatorio para encontrar una maduración del ligamento cruzado anterior operado, vale decir, enfocarnos en una rehabilitación íntegra, sin importar el plazo, de modo que el paciente recupere su independencia cotidiana, antes que retomar el deporte a la brevedad”, puntualiza Valderrama.

En cuanto a perfil de pacientes, el especialista comenta que el 85-90% de los pacientes se lesionan su rodilla jugando fútbol. Esto se debe a que es un deporte de contacto y que tiene muchos giros y pivoteos en cuanto a los movimientos durante la actividad. Por su parte, las mujeres tienen un 30% más de chance de lesionarse el ligamento cruzado anterior en deportes como el fútbol, básquetbol y rugby. Tras el aumento de la actividad física como tendencia en Chile, la prevalencia de estas lesiones han aumentado en los últimos años, siendo ésta una cirugía muy común tanto a nivel nacional como mundial, que podría mejorar su eficacia con un complemento como el BFR.

Gunter Redenz, Kinesiólogo y cursante de un Magister en Epidemiología, metodólogo del estudio de BFR en Indisa, explica que la intervención es un complemento de los ejercicios de baja carga que se hacen en una etapa muy temprana. “ Se espera comparar dos grupos de 12 pacientes luego de extraer los puntos de la sutura tras la cirugía, cerca de 3 semanas tras la intervención quirúrgica, según cada paciente; y con la terapia esperamos demostrar los efectos de la hipertrofia muscular. La intervención dura 3 semanas (12 a 15 sesiones), y mediante una resonancia podemos calcular el área de sección transversal y medir el tamaño del músculo antes y después”, sostiene.

Del mismo modo, el kinesiólogo Diego Toledo, miembro del equipo de rehabilitación, explica que el programa comienza con ejercicios de muy baja carga, a medida que pasa el periodo fisiológico de la recuperación, para luego aumentar la carga progresivamente. “Lo que hacemos con este método es generar una restricción parcial del retorno venosos, mediante un dispositivo ubicado bajo el glúteo que se inflan con aire y vemos que haya pulso en la extremidad inferior, verificando que exista retorno venosos, y después generamos una pauta de ejercicios a modo de protocolo establecido. No trabajamos más de media hora con el paciente y generalmente hacemos de 3 a 4 ejercicios en exterior. La base de este método es generar un aumento de la hormona del crecimiento a través de la fatiga, ya que así obtenemos todas las reservas de glucosa, aumentamos el óxido nítrico y el crecimiento del músculo. La pauta incluye ejercicios seguros y de baja intensidad, y no hay riesgo de generar una sobre carga o una tensión en el injerto en este caso”, asegura.

Toledo también rescata la importancia de la confianza que dan los médicos a la aplicación de una nueva herramienta kinésica que está dando resultados en los primeros estudios que se han hecho. Del mismo modo, en su opinión,  para un paciente también una de las complicaciones que tiene y genera es la cirugía de la rodilla, es la inhibición muscular, por tanto esta innovación constituye una excelente herramienta complementaria.

El protocolo de investigación será revisado por el Comité de ética de Indisa, al igual que por el Comité científico, de modo de cumplir con los estándares exigidos. Posteriormente, una vez realizado el estudio, los resultados serán difundidos a nivel nacional y ante la comunidad médica internacional, en congresos de medicina deportiva.

Toledo y Valderrama                       /            Redenz y Acevedo