Creada hace 7 años por el Dr. Mario Canitrot, precursor de la subespecialidad en Chile, la Unidad de Paciente Neurocrítico de Clínica Indisa nace en el año 2013, convirtiéndose en un hito en la salud intensiva chilena y latinoamericana. Desde el 2010 se inició la formación de un equipo de trabajo multidisciplinario con la participación de médicos, enfermeras, kinesiólogos y paramédicos, que se fueron especializando en el manejo de pacientes neurocríticos. Hoy llevan más de 950 pacientes tratados y son punto clave en la formación y actualización de especialistas de Chile y Latinoamérica.

 

 El Dr. Mario Canitrot, quien es neurocirujano staff de Clínica Indisa, además es neurointensivista y Jefe de la Unidad de Paciente Neurocrítico de Clínica Indisa, con más de 23 años de médico, egresado de la Universidad de Chile, posteriormente realizó su formación como neurocirujano en el Hospital Barros Luco Trudeau por la Universidad de Santiago de Chile. Llegó a Clínica Indisa hace 11 años tras recorrer diversos hospitales públicos y clínicas privadas de Santiago, con la idea de formar unidades donde se optimice al máximo el tratamiento y recuperación de pacientes neurológicos y neuroquirúrgicos gravemente enfermos. Fue en Clínica Indisa, donde en conjunto con el Dr. Sebastián Ugarte, se concedió un lugar especial a la medicina neurocrítica, que luego se diseminó,  no solo en Indisa, sino en todo Chile.

El neurointensivo es la subespecialidad que ve a los pacientes más graves desde un punto de vista de riesgo vital y lesiones neurológicas permanentes, como traumatismos craneoencefálicos graves, hemorragias e infartos cerebrales, trombosis e infecciones del sistema nervioso central, donde están involucrados múltiples especialistas como  intensivistas, neurólogos y neurocirujanos. En Chile, hace 20 años era una disciplina poco desarrollada y el Dr. Mario Canitrot forjó sin pensarlo los cimientos de esta subespecialidad en el país.

Recuerda: “En lo personal comencé en el Barros Luco tras terminar mi especialidad de neurocirugía en 2003 y empezamos con un incipiente polo de desarrollo del neurointensivo, con neurocirujanos, intensivistas, enfermeras y kinesiólogos que se interesaron en esta área. Tuvimos que hacer cursos y pasantías fuera de Chile, principalmente en España y Estados Unidos. Hacia el 2000 ya se había demostrado que las unidades neurocríanejo  Ide la Rocranitrot ya impartto de una Unidad de Paciente Neurocríticas mejoraron el pronóstico y la sobrevida de estos pacientes y en nuestro país el único centro dedicado era el Instituto de  Neurocirugía”.

Fue en el año 2009 que el Dr. Mario Canitrot a través del Dr. Sebastián Ugarte, jefe del Centro de Pacientes Críticos, se unió al staff de Clínica Indisa para plasmar este proyecto de una Unidad de Paciente Neurocrítico. Cinco años antes, el Dr. Canitrot ya impartía cursos, seminarios y módulos de manejo neurocrítico a través de la Red de Medicina Intensiva y de la Sociedad de Medicina Intensiva.

Desde el 2013 médicos, enfermeras y kinesiólogos que comenzaron a especializarse con anticipación, conformaron el equipo para el manejo integral del paciente neurocrítico en Indisa. Actualmente la Unidad de Pacientes Neurocríticos ha tratado a más de 950 pacientes y es centro de derivación de los pacientes neurológicos más complejos del sistema público y privado. Cuenta con 10 camas y un equipo de profesionales intensivos (médicos, enfermeras y kinesiólogos) que además son docentes nacionales y latinoamericanos para la subespecialidad, contribuyendo también con publicaciones clínicas basadas en la experiencia de nuestra clínica, razón por la que regularmente participan como expositores en congresos internacionales. La Unidad de Paciente Neurocrítico la integran 6 médicos, 14 enfermeros, 14 paramédicos y 2 kinesiólogos.

En opinión del Dr. Canitrot, “hemos logrado conformar un equipo dedicado al tema docente y de investigación, además de las labores asistenciales. Por esta razón, recibimos médicos para pasantías, rotaciones de formación en el área neurocrítica, provenientes de México, Colombia, Panamá, Santo Domingo, Ecuador, Perú, Argentina, Paraguay y distintas universidades de nuestro país”.

A su vez, la Unidad cuenta con protocolos unificados y comunes con otras áreas, siendo un campo aún más amplio en el trabajo multi e interdisciplinario. Canitrot señala que la gerencia de la Clínica les ha apoyado con equipamiento de última generación, de termorregulación endovascular para generar hipotermia e hibernación, monitoreo de presión intracraneal, oxigenación cerebral, entre otras; permitiendo el análisis de variables fisiológicas que cambian permanentemente en estos pacientes tan complejos.

“Tenemos un equipo de neurorrehabilitación liderado por la Dra. Francisca Paravic para pacientes hospitalizados. Disponemos de terapeuta ocupacional, fisiatra, fonoaudiólogo, psicólogo, kinesiólogo y musicoterapeuta, en un equipo diverso que se complementa con nuestra medicina, y con lo que trabajamos diariamente y mantenemos reuniones regulares de análisis holístico del paciente, desde su ingreso hasta su alta. Registramos una mortalidad menor al 1%, por lo que el objetivo central no solo es que el paciente sobreviva, si no que cada paciente salga lo mejor posible y lo más parecido a como era antes. Tratamiento precoz, máxima tecnología, rehabilitación y estrategias terapéuticas de intervención oportuna son la clave para un alta en las mejores condiciones y en el menor plazo posible”, sostiene el jefe de la Unidad de Paciente Neurocrítico Indisa.

Valeria Muñoz, enfermera coordinadora de la UPC Neurocrítico, con 13 años en Indisa, realiza un positivo balance de la experiencia en este equipo de trabajo. “Es una oportunidad de ver, tratar y acompañar al paciente en etapa aguda de su enfermedad y luego crónica de rehabilitación. Recibimos pacientes que llegan graves, en estado crítico; y no solo somos observadores, sino ejecutores de los cuidados integrales de enfermería. Es sorprendente ver cómo muchos de ellos evolucionan y logran un completo reintegro a su vida cotidiana, lo que es gratificante en el aspecto profesional y humano, y le da sentido a todo el trabajo que realizamos en equipo”.

Muñoz explica que con el paso de los años han aprendido el estilo de trabajo de cada uno y además realizan a diario una reunión conjunta en la que se plantean metas dinámicas con cada paciente. “El doctor Canitrot es un profesional muy pedagógico. Revisamos cada paciente en su aspecto nutricional, neurológico, soporte hemodinámico, parámetros inflamatorios, y un contexto integral; lo que nos ayuda a entender los procesos que se están desencadenando. Nuestros pacientes neurológicos están llenos de sorpresas e incluso cuando están sedados no dejan de luchar y sabemos que nos escuchan y que con el esfuerzo conjunto, paciencia y perseverancia, se logran resultados sorprendentes. Esta es una disciplina muy gratificante”, concluye Muñoz.

Por su parte, José Luis Sufan, kinesiólogo con 6 años de trayectoria en Indisa y miembro de la Unidad de Paciente Neurocrítico, docente e investigador nacional e internacional de la subespecialidad, valora la instancia de este trabajo como una oportunidad de desarrollo profesional en el área de intensivo y particularmente en lo neurocrítico. “Es un trabajo transversal que se implementa en beneficio del paciente. Por otra parte hay un desarrollo académico para capacitar a otros y trascender mediante la publicación de artículos clínicos en revistas científicas de prestigio. Asimismo, trabajamos en un equipo muy acogedor y exigente respecto de las expectativas de cada rol y se valora el aporte de cada uno. Aplicamos a diario un enfoque integral y de participación activa del paciente y su familia, involucrando al entorno cercano en la entrega de información sobre el progreso, además de educación en el manejo del paciente y contención emocional desde lo profesional y lo humano. Comprendemos que vivir esta situación representa una gran carga anímica para los familiares e incluso para el paciente una vez que se percata de las secuelas y las expectativas de su alta”, finaliza Sufan.

Actualmente, la UPC Neurocrítico se encuentra enfrentando física y emocionalmente la curva alta de la pandemia, por lo que se reconvirtieron sus camas para poder atender a pacientes COVID en las siguientes semanas, aunque presenten o no patologías neurológicas.

Testimonio de vida: “Esta experiencia fue un regalo”

 Catalina Moreno (37 años) es abogada y presidenta de la Fundación de Garras y Patas, y hace dos años ingresó a la UPC neurocrítica por presentar un aneurisma cerebral roto, que le provocó una hemorragia cerebral grado 5, que tradicionalmente es considerada con 100% de mortalidad, por lo que habitualmente no reciben terapias de neurointensivo. Para ella, su historia constituye una serie de eventos “afortunados” que por sus coincidencias en tiempo, lugar y personas, hicieron de este episodio traumático, un regalo de vida. Era una noche como cualquier otra en que Catalina salió a divertirse a un pub a disfrutar de un happy hour con sus amigos, pese a haber tenido un intenso dolor de cabeza dos semanas antes al que no prestó mayor atención, pero ese día presentó el peor de su vida. Recuerda que pidieron ayuda a un mesero para tomarse una foto grupal y a partir de ese momento, el último en su memoria,  todo lo ocurrido por algunos meses es un relato construido por testimonios de su entorno más cercano.

Efectivamente, luego de esa foto de celebración; Catalina de desplomó y convulsionó. Por una suerte del destino, estaba a pocos metros de una ambulancia de emergencia estacionada en el barrio Lastarria, y todos sus amigos sabían que por razones de su plan de salud, en caso de cualquier urgencia, ella debía ser trasladada a la Clínica Indisa.

Aquella noche fue recibida por el Dr. Mario Canitrot decidiendo dar toda la terapia disponible en la UPC Neurocrítica. El Dr. Jorge Prieto ocluyó su aneurisma por vía endovascular, a través de su pierna. En los próximos días presentó múltiples complicaciones, tanto cerebrales como respiratorias y cardiovasculares, por lo que requirió diferentes procedimientos y cirugías complejas, tras las cuales fue dada de alta luego de varias semanas de hospitalización. Durante un año acudió dos veces por semana a diversas terapias.

“Estoy viviendo un tiempo regalado. Lo que pudo haber sido una fatalidad se convirtió en una experiencia maravillosa de vida. Si bien no quedé con secuelas físicas, más que algunas dificultades de memoria a corto plazo y pérdida de mi masa muscular, que fue recuperando progresivamente por un año, solo conseguí cambios positivos. Este accidente no tenía cómo preverlo y solo sé que llegué al mejor lugar, con un equipo maravilloso a cargo, que me tuvo fe y tomó decisiones que no habrían sido las mismas en otro lugar. Aunque todos dicen que no soy la misma, yo creo que sí, solo que ahora no me aferro a nada y disfruto los detalles más sencillos de la vida. Tuve un año de licencia médica en el que pude disfrutar de mi familia y amigos, leí, hice pilates con mi mamá y me fui recuperando. Fue increíble”, señala.

Efectivamente esa foto en el pub podría haber sido la última de su vida. El pasado mes enero Catalina fue parte de una reunión de sobrevivientes de hemorragia subaracnoidea masiva grado 5 y desde entonces comparten en una plataforma digital sus experiencias, testimonios y eso ayuda a que otros pacientes sepan que aunque algunos síntomas son preocupantes, a la larga es posible reintegrarse al trabajo y a la vida cotidiana.

“De mi equipo tratante agradezco la fe y la paciencia, el estar siempre alineados remando en un mismo sentido y el cariño que ponen en todo lo que hacen. Agradezco al Dr. Canitrot, mi médico tratante, que cada día entró a mi pieza sonriente y aunque la situación era adversa, nos inundó de su positivismo para hoy poder contar esta historia”, concluye.